sábado, 13 de diciembre de 2014

lógica de videojuego

Play
On a cold winter night...
Y ahí queda todo. Ahí queda el cliché de las películas gringas. Ahí se quedó mi capacidad escritural. En un cliché de película gringa.
¿Por qué dejaste de escribir, Nelson?
Sintiempo (mentira).
Muchosvideojuegos yo digo. Yo creo que tiene mucho que ver con eso.
Pérdida neuronal.
A la mierda la capacidad pensante.
¿Es sólo el cansancio de fin de semestre?
¿Es permanente?
¿Se recuperan estas habilidades? (lógicadevideojuego)
Yeah I might seem so strong, yeah I might speak so long, I've never been so wrong
Canción culiá. Rodrigo culiao'.
pero si estái bien. esa es la excusa.
"me ha ido bien".
soy el gran mentiroso, puras máscaras.
no asumiste nunca tu no-centralidad. el egocentrismo siempre ha sido más fuerte.
decir que soy feo para que te confirmen lo contrario
decir que escribes mal para que te digan lo contrario
decir que te fue mal, para que te vaya bien
murphy y algo más.
no sé.
no sé.
no sé.
Stop.
fumo mucho más rápido ahora.

viernes, 30 de agosto de 2013

of monsters and men

Imagino que ese trata del epítome de la contradicción. O al menos de mi contradicción. Esta idea de estar disfrutando un placer culpable con lágrimas en los ojos, y no lágrimas de culpa. Lágrimas desesperanzadas. Entonces no queda placer. El orgasmo desaparece.
Agosto fue complejo. Mucho.
Desde principio de mes que tuve miedo por andar trayendo algo, y aún no lo se con certeza, pero al menos, esos "síntomas" que mostré han desaparecido. Me han tranquilizado hasta cierto punto. Uno igual sigue con el miedo de no poder pasar agosto (todavía me quedan unas cuantas horas).
Y la complejidad aumenta.
Los academicismos se escaparon, y ahora mismo requiero de ellos. Necesito escribir bonito para que a la profe le guste cómo suena y así lleguen notas motivacionales. Pero al final también está la duda ahí; porque ni yo me termino de convencer de si estoy rindiendo bien o no. Y ese es otro problema, porque la pregunta no es si estoy dando todo de mi -que ya de antemano sé que no-, sino que si estoy dando lo suficiente. De a poco voy cayendo en ese jueguito mediocre de: "con el cuatro paso". Ni me reconozco.
Es complejo al final.
Porque me perdí. O eso siento a veces, cuando no me encuentro. Cuando intento posicionarme ("Nelson, estás aquí, y vas para allá") y de pronto el acá pierde base y el allá se nubla. No hay ni presente ni futuro. Sólo pasado. Y un pasado de mierda por lo demás. No sólo porque no sea un pasado del que me alegre totalmente (¿necesito un pasado perfecto?), sino que también porque es un pasado acechante, latente, siempre-presente. 
Y es complejo, porque tiendo a identificar lo siempre-presente con la necesidad (la Arendt lo dijo, siempre necesitamos algo); y no me gusta la idea de necesitar mi pasado. O quizá lo necesito de una forma distinta.
Pero no sé cómo manejarlo. Porque son puros sentimientos, dèjá vú, recuerdos, olores, sensaciones. Y no quiero. No quiero manchar el presente que creo tener con ese pasado tan ponzoñoso. Tan petróleo. Negro y pegajoso. Y hediondo, muy hediondo.
Pero la duda persiste. La inseguridad no desaparece. 
La desesperanza no prima eso sí. Siendo justo, así como está siempre-presente el pasado, también lo está -aunque en menor medida- el futuro.
Y llegan esos pensamientos como: ¿Qué haré cuando tenga mi depto? ¿Me llegaré a hacer famoso por el libro que voy a escribir? ¿Y si la rompo? 
Y entonces llegan las ansias, las sonrisitas reprimidas, los tiritones de cuerpo, escalofríos. Porque quiero que empiece todo ahora.
Es como una guerra al final.
Dos bandos, así de dicotómico. Así de simple soy.
Pero aún así es complejo.

we do break too easily
 ~

lunes, 12 de agosto de 2013

El word de la Perpéculum

Es caer en el mismo error que caen aquellos superficiales que tanto criticas. Es mirar en menos a los demás, separarte del grupo, y al mismo tiempo menospreciarte a ti, en tanto sigues componiéndolo.
Dejaste toda la poética de lado. El éxtasis del orgasmo ahora es sólo una paja más, acompañado –incluso con alguien que no te gusta– o solo, y más solo que mal acompañado. Porque tampoco es que hayas logrado acostarte con todo Santiago. El punto es que no es un berrinche de vieja cartucha lo que está sucediendo acá, sino que más bien es un “abre lo ojos, hueón tonto”. Porque ahora te sientes tan –o más– vacío que antes. Y te carcomía la conciencia cuando venías en el auto del tipo, haciendo como que mirabas los cerros verdecitos y las nubes espumosas del Santiago recién llovido. Te picaban todos los bichitos de la culpabilidad cuando te diste cuenta que de nuevo es lo mismo, de nuevo no te das cuenta que las canciones terminan antes de que puedas empezar a cantarlas. Y los minutos se aceleran, y las voces de la gente también. Relatividad dijo Einstein: “cinco minutos frente a la chimenea pueden parecer una hora; y una hora con la chica que amas pueden parecer cinco minutos”. ¿Fueron cinco minutos?, te preguntai’. No. Fueron más, porque no la amas. Esta chica te acongoja, te hace correr. Te aprieta para que salgas por tus propios recovecos.
Sentir sus miembros enormes te excitó en el momento. La idea era sentir calor ajeno. Y cuando te diste cuenta que estabas cansado, que ya no querías seguir besándolo, ni chupándole el pene, ni tampoco pasándole la lengua por el cuerpo, entonces te aburriste. Y el vacío volvió “en el momento menos indicado”. Así y todo, seguiste. Porque tenías que, porque era tu deber. Pasando y pasando.

Y por eso ahora estás como estás. Sintiéndote vacía. Ultrajada. Mirando porno para lograr entender ese vínculo que une a dos personas en el sexo y que los lleva a besarse, mirarse, ser uno con la mirada, tal y como lo era antes para ti –como si dos actores porno pudieran explicarte lo que significa el amor–. Antes de que empezaras a acostarte con todo el mundo. Pero insisto, no es un berrinche de vieja cartucha. Yo sólo estoy intentando hacer que tú abrai’ los ojos.

sábado, 13 de julio de 2013

Sin sentido: Desilución

Su perfeccionismo desmedido le salvó la vida, lamentablemente.
Había dejado todo preparado. Las calas con agua limpia. El florero seco. La mesa con el mantel estirado, y no cualquier mantel, ese blanco que ocupaban en la casa sólo para las ocasiones realmente especiales, como navidad y año nuevo. La ventana abierta, para que entrara ese otoñal viento tibio, típico de la estación que avisa tímidamente que el calor se va. Las sillas bien puestas. Los sillones con los cojines inflados. La luz que se cuela por entre las cortinas y que se posaba cómoda sobre la cerámica blanco/lila recién trapeada. La cocina reluciente. El aroma a lavanda del desodorante ambiental. El repiqueteo del reloj del living, que marca las cuatro con veinte minutos.
- Me quedan cuarenta minutos.- murmura tomando el lápiz tinta que le había regalado su mejor amiga, y comienza a escribir. Pretende llorar. Pretende sufrir. Se regocija al ver que cada letra le sale más hermosa de lo que él espera.
Rompe el papel de la croquera, lo recorta, lo dobla, lo guarda en un sobre rectangular que pulcramente es dejado sobre el florero de la mesa. "Mamá", reza la portada.
Entra al baño, desnudo, se mira al espejo por la que pretende ser, la última vez; se vuelve a dar asco (o eso pretende sentir). Entra a la ducha, llena con un agua de extrema tranquilidad. Irrumpe la quietud. En la casa resuena el sonido chorreante del agua desbordada sobre el piso del baño. Hunde la cabeza y aguanta la respiración.
En su mente pasa lista: flores, florero, mesa, mantel, ventana, cortinas, otoño, sillas, sillones, cojines, luz, cerámica, cocina, aroma, sufrimiento, carta, adiós mundo cruel, desilución, sufrimiento, espera ¿qué?, ¿desilución o desilusión?, desilusión, sí, es desilusión, pero ¿qué escribiste? ¿desilución? mierda.
El piso estaba mojado, él estaba mojado. Con los complicados pasos que da para llegar al comedor, va dejando gotas, arruinando su trabajo de dos horas. Toma la carta, la humedece con sus dedos. Abre el sobre. El papel se arruina, la tinta se corre. Alguien mete la llave en la puerta. Alguien entra. Él bota la carta al suelo...

Pero sí, había escrito desilución.

martes, 9 de julio de 2013

Con el culo por delante

Igual es chocante. Er terrible cambio que te pegaste.
De ser ese niñito cartucho, que le tenía miedo a cualquier cosa, ahora vay' a todas. Con el culo por delante como dice Lemebel. Valiente y altiva.
Igual estai' siendo un irresponsable, tenís que tenerlo clarísimo. Como para que después no vengai' con pataletas, ni "por qué a mi"'s. Siempre claro en las consecuencias de tus actos.
Lo hay pasado re bien eso sí. El autoestima te pega subidones cuáticos, y en el fondo es bueno. Porque si estuviste tanto tiempo hundido, lo mejor ahora es que subai'.
Benditas sean las aplicaciones esas que descargaste. Bendito sea el internet. Bendito sea el pelo nuevo, y las nuevas chaquetas.
Te falta el examen maricón pobre.
Te falta eso, y la hacís de oro. Porque de mentiroso no pecai'. Pecai' de honesto, y de caliente. 
Siempre caliente, y siempre honesto.
Con el culo por delante.

lunes, 27 de mayo de 2013

Soñar con ratas.

Siempre he sido medio esotérico para mis cosas.
Creo en las energías, las auras, y sobre todo en el karma (aunque sea un chonchesumadre mal parido).
De lo que siempre he dudado un poco es del significado de los sueños, sobre todo cuando la paginita se va en el plan profético, y te dice cuántos hijos vay' a tener, o cuántos mojones más cagarás, qué se yo.
A lo que le creo mucho eso sí, es la interpretación que la psicología puede hacer de estos. Porque los sueños son, a final de cuentas, proyecciones mentales de sentimientos, de recuerdos, imágenes en clave de la memoria.
Y justo resulta que a veces coincide la explicación esotérica con la "científica", y ahí es donde me lo termino creyendo todo.
La cosa es que, con rasguños en los brazos, me dormí llorando el sábado (otra vez), y soñé con ratones, blancos, como de laboratorio, y la verdad no recuerdo si eran muchos o pocos, pero creo recordar que maté uno en el sueño.
Y buscando qué significaba dicho sueño, la versión esotérica dice que se trata de que "venceré" a mis enemigos, mis problemas.
Considerando que mi musofobia es bastante alta, podría interpretar la idea de un ratón en mi mente, perfectamente como un problema, como una tranca. Y si la aplasté, quizá más que premonitoria, es un aviso de que realmente quiero, necesito y debo aplastar aquél problema.
Y así me sentí como feliz, como genuinamente alegre, porque igual me terminó quedando claro algo que ya tenía más que claro hace rato. Sin embargo la conversa con Perpéculum como siempre me cagó la onda.
Y al final me terminó preguntando qué pasaba si el problema de todo soy yo mismo, que, es de hecho, lo más probable... y me desarmé.

lunes, 15 de abril de 2013

Excusa-no


Me apesta dar explicaciones.
Es algo que no va conmigo. Y me enorgullezco de no darlas, porque fue puro logro mío.
Antes, error que cometía venía cargado con una montaña de "es qués", "porques" y "entonces yos".
Pero entonces me di cuenta lo patético que me veía, y que, con cada explicación sonaba más desesperado y descartado.
Al final siento que tengo que excusarme sólo cuando se trata de alguien importante, o a mi mismo. Y como en este caso, es a mí a quien escribo, entonces lo más justo es explicar qué mierda estoy haciendo con un blog nuevo.
Yo quiero dejar atrás no más.
No quiero jugar al amnésico y pretender que no recuerdo, porque es precisamente de eso de lo que estoy cansado: de pretender.
Prefiero que este blog se trate de una reinvención. De seguir igual de emo, pero sin los mismos protagonistas.
Me da lata, debo reconocer, todo lo que queda atrás en el otro blog que me acompañó como por cuatro años, con tantas historias, y sentimientos. Pero debo reconocer también que gran parte de esas historias y sentimientos reflejan un contexto psicológico del que estoy bastante cansado, y bajo el que no quiero vivir de nuevo. Mucho veneno.
No quiero dejar algún tipo de tarea, porque no tiene sentido para mí delimitar mi propia creatividad, cuando es esta misma la que me ayuda a reinventarme. Dejaré, bien hippie, que todo fluya. Y si surge algo, her-mo-so.